Una de las asignaturas pendientes de los departamentos de Recursos Humanos y dentro de ellos de la gestión del talento, es sin duda la satisfacción y la motivación de los empleados. Sin motivación no hay retención de talento y los empleados acabarán marchándose.
Existe la tendencia a pensar que la mejor motivación puede ser un buen salario; obviamente estoy de acuerdo que el trabajo tiene que ser recompensado con un salario digno y que se adecue a las funciones que desempeñamos, y todos (que yo sepa) trabajamos por dinero, aparte de otras razones.
Sin embargo, pensar que la mejor motivación y la mejor compensación es siempre el dinero es a mi juicio un gran error.
Existen otro tipo de motivaciones, compensaciones y salario que complementa al económico y que en muchas ocasiones puede ofrecer más satisfacción para el empleado y que deben tomar en cuenta los expertos en Recursos Humanos. Estos tipos de motivaciones se especifican a profundidad en cursos de recursos humanos.
El salario emocional
El salario emocional, se refiere a todas aquellas retribuciones no económicas que el trabajador puede obtener de la empresa y cuyo objetivo es incentivar de forma positiva la imagen que tiene sobre su ambiente laboral e incrementar su productividad, así como satisfacer las necesidades personales, familiares o profesionales que manifiesta, mejorando su calidad de vida y fomentando un buen clima organizacional.
Las nuevas generaciones de trabajadores, los millennials como ejemplo paradigmático, ya no tienen suficiente con el salario económico; necesitan además ser recompensados con otro tipo de retribución que les ayude a conciliar la vida profesional y familiar; y aquellas organizaciones que se han situado en la vanguardia de la gestión del talento y del cuidado de su capital humano, ofreciendo a sus empleados un salario emocional, son las empresas preferidas por las nuevas generaciones y se han convertido en las “best places to work”.
10 ejemplos de salario emocional
El salario emocional es un factor fundamental en la retención del talento. Cada vez más las personas eligen una empresa para trabajar por factores que van mucho más allá del tema salarial.
Les pongo diez ejemplos de salario emocional en las organizaciones:
- Horario flexible, es decir, cumplir con las ocho horas pero sin tener horario estricto de entrada o de salida, lo verdaderamente importante es realizar nuestro trabajo sin necesidad de estar las ocho horas en una oficina. Salvo las mentes más cerradas, todo el mundo entiende ya que cumplir un horario no es sinónimo de productividad.
- El teletrabajo(trabajo a distancia); muy valorado por las nuevas generaciones de trabajadores, acostumbrados al uso de las herramientas informáticas, pero también es un beneficio importante para padres o madres que tienen hijos o familiares enfermos y les resulta muy complicado conciliar la vida laboral y familiar.
- Ayudas en el desarrollo de la carrera profesional; las organizaciones más avanzadas en la gestión del talento capacitan a sus empleados para el desarrollo de la misma. Les ayudan económicamente en el pago de alguna formación o le facilitan asistir a esas formaciones.
- Guardería para niños pequeños en el mismo lugar de trabajo, o para escolares durante las vacaciones.
- Días libres para los empleados el día de su cumpleaños o cumpleaños de familiares, o acompañarlos en momentos difíciles de pérdida de un ser querido.
- Beneficios sociales: seguros, planes de jubilación, ayudas a la educación de los hijos, abono de los costes de transporte y alimentación.
- Espacios de distracción en la empresa; todos conocemos oficinas como las de Google y otras organizaciones punteras que ofrecen a sus empleados salas de descanso, salas de juegos, salas con televisión, gimnasios u otras salas dedicadas a desconectar del trabajo.
- Ayuda en capacitación y formación que no esté directamente relacionada con nuestro trabajo diario como idiomas, talleres literarios o de cualquier otro tipo y que el trabajador considera necesario para su desarrollo personal.
- Actividades de voluntariado promovidas por la organización y con horas libres para que los empleados realicen dichas actividades.
- Y por último, algo tan sencillo de hacer pero a la vez tan difícil de encontrar en tantas organizaciones actuales como es el reconocimiento al trabajo bien hecho. Y no me refiero a un reconocimiento monetario sino simplemente a las palabras o a los gestos. A todas las personas y por ende a todos los trabajadores, nos gusta que nos digan las cosas que hemos hecho bien y no solamente aquellas que hemos hecho mal. Palabras tan sencillas como “gracias”, “bien hecho”, “confío en ti”, son parte de un salario emocional que compensa y satisface en ocasiones mucho más que cualquier retribución económica.
Porque como decía Ana María Matute: “La palabra es el arma de los humanos para aproximarse unos a otros.”
Fuente: IMF Formación