Los entrevistadores las usan para indagar en las habilidades personales, actitudes y valores. Saber cómo contestarlas marca la diferencia entre un “¿cuándo empezamos?” y un “ya te llamaremos”
“Si pudieras elegir el trabajo que quisieras, ¿cuál sería?” “¿Qué tiene que pasar en tu actual empresa o empleo para que no estés aquí sentado?” “¿Me puedes describir cuál es tu gran debilidad? ¿Y la de tu último jefe?” Son sólo algunos ejemplos de preguntas que, durante una entrevista de trabajo, te pueden dejar completamente descolocado, cuestiones que te cortan el habla o que sólo aciertas a responder con monosílabos. Muchas veces sabes que el puesto no va a ser para ti sólo por cómo las has contestado. Pero, aunque parezca lo contrario, no están hechas para dejarte en evidencia.
“Cuando hacemos selección de personal no buscamos los mejores candidatos, sino los más idóneos. Quizás es poco ortodoxo calificar alguna tipología de preguntas como “preguntas trampa”; pero es cierto que es un término que coloquialmente se ha atribuido a aquellas cuestiones que tienen su foco en despejar incertidumbre sobre el cumplimiento de requisitos o en la evaluación de competencias ‘soft’: aquellas que tienen que ver con habilidades personales, actitudes y valores”, explica Esther Carrasco, directora de la división de Recursos Humanos de CE Consulting Empresarial.
Hay candidatos que maquillan su currículo o que son ambiguos en su exposición (algunos mienten descaradamente), por lo que es normal que al entrevistador le surjan dudas con algunos datos o vea lagunas en determinada información, y la entrevista es el mejor momento para profundizar preguntando sobre ellos. “Por ejemplo, es bastante habitual que esto ocurra con el nivel de idiomas, con los periodos de duración de la experiencia profesional, el dominio de determinadas herramientas o con los motivos de salida de las empresas. Entonces se hacen estas preguntas porque, más allá de la importancia que puedan tener determinados conocimientos o habilidades técnicas para el desempeño de un puesto de trabajo hay factores aún más importantes para la empresa, relacionados con la integración de esa persona en un determinado equipo, estructura, cultura organizacional…”, señala Carrasco.
En general, se aconseja responder sin hablar mal de empresas o compañeros, siendo sinceros en cuanto a nuestras áreas de mejora y fortalezas. “Lo que valoramos las personas que nos dedicamos a la selección es que el candidato conozca la empresa y el puesto al que aplica, que su motivación a trabajar en nuestra empresa sea alta, la pasión por entrar en una empresa como la nuestra; en definitiva, personas que tengan actitud. Hoy en día lo que contratamos son competencias”. Estas son las preguntas más comunes para detectarlas y así hay que afrontarlas.
¿Por qué quieres cambiar de trabajo?
Se trata de una pregunta obligada. “Se hace por conocer mejor sus motivaciones e intereses. Hay que responder con la verdad, la realidad de tu situación, pero evitar hablar mal de la empresa y de los compañeros”. “Ante preguntas que implican opinar o valorar a tu anterior empresa y cómo era tu relación con tus jefes, lo mejor es procurar que las respuestas sean imparciales. Las empresas buscan evitar la incorporación de empleados conflictivos”, matiza Carrasco.
¿Cómo te ves dentro de 5 años?
“Esta pregunta se realiza para visualizar el plan de carrera del candidato, ver si de aquí a un futuro podría seguir teniendo hueco en la compañía y las posibilidades de promoción. De nuevo, la clave es responder con la verdad. En las empresas deseamos personas que quieran quedarse con nosotros por mucho tiempo”.
¿De todo lo que has hecho, de qué estás más orgulloso?
Cuidado con exagerar o inventar méritos y triunfos ante preguntas relacionadas con funciones, responsabilidades, tareas, logros, conocimientos de determinadas herramientas, idiomas… “Las empresas aprovecharán la entrevista para profundizar en información dudosa, y además cuentan con recursos como test psicotécnicos, pruebas, cuestionarios, solicitud de titulaciones y solicitud de referencias para verificar las respuestas”, aconseja Esther Carrasco.
¿Cuál fue el mayor error que cometiste en tu experiencia anterior?
“Con esta pregunta, los entrevistadores tratamos de conocer el nivel de autocrítica, cómo la persona resuelve problemas. De nuevo, lo aconsejable es responder con sinceridad sin hablar mal de nadie ni culpar a otras personas de esos errores”. Sí, es cierto que no se puede ser sincero siempre, pero es mejor no mentir.
¿Cuáles son tus áreas de mejora?
“Ante preguntas planteadas para conocer puntos fuertes, virtudes y defectos, es importante tener sentido común; evitando indicar como punto débil alguno de los aspectos que resultan críticos para el desempeño del puesto ofertado y procurar poner en valor como virtudes aquellas que coincidan con las requeridas para la posición. Por ejemplo, no suma demasiado que, si un aspecto importante es “capacidad de organización”, un candidato comente en la entrevista que uno de sus puntos débiles es que es desordenado o despistado, o que si se está solicitando “adaptación a entornos de trabajo procedimentados” señalemos como virtud que es creativo”.
¿Prefieres trabajar solo o en equipo?
Una pregunta casi obligada. Hoy en día la mayoría de las posiciones tienen un alto componente de trabajo en equipo, pero también el trabajo individual es imprescindible, por tanto, lo ideal es que el candidato sepa trabajar en las dos modalidades.
¿Cuáles son tus expectativas salariales?
Con el dinero hemos topado, sin duda un tema delicado. Pero ante preguntas relacionadas con el salario, el enfoque de la respuesta dependerá de la información que maneje el candidato. Carrasco plantea dos situaciones distintas: “Por ejemplo, si aún se desconoce qué ofrece la empresa, mi recomendación es trasladar que, si bien el salario es un elemento fundamental, no es el punto más decisivo, indicando que se espera una oferta en el rango habitual del sector y responsabilidad exigidas, y haciendo hincapié en el interés en el proyecto y la empresa. Pero si ya se sabe la horquilla o banda salarial que se ofrece para la posición, un desajuste pronunciado indicando pretensiones mucho más altas puede ser un motivo de descarte. Cuando las empresas hacen pública esta información en fases tempranas suele ser porque las ofertas están bastante cerradas y con poca posibilidad de negociación, por lo que no tiene sentido optar a ellas si nuestras expectativas salariales están por encima”.
¿Qué es lo que te gusta de nuestra empresa?
“Además de valorar que haya mirado la web y el perfil de la persona con la que se va a entrevistar, esta pregunta va encaminada a analizar si los valores del candidato encajan con la empresa o saber qué es lo que considera más atractivo para entender sus motivaciones y conocerle mejor”.
¿Estás en otros procesos? Si es así, ¿cuál es tu ‘ranking’?
Normalmente, la persona que está en búsqueda activa de empleo está en varios procesos al mismo tiempo. “Hacemos esta pregunta para tener en cuenta los tiempos de respuesta de las otras empresas y para no tomar la decisión cuando sea tarde para el candidato. En cuanto a la pregunta del ranking, se valora que la vacante de tu empresa sea la preferida por el candidato, ya que denota motivación e interés”.
Fuente: Diario “El país”